Didáctica. Ana María Fontenla. Sesión 1 (17 de enero de 2018)
En la primera
sesión con la profesora Ana María Fontenla tratamos la comprensión oral. A
continuación hablaré de las tres cuestiones que más destacaría de esta clase:
las actividades previas y de cierre, la (no) importancia del grado de dificultad del input que llevamos al
aula y, por último, la gamificación de las actividades.
Para empezar,
como en toda actividad (no solamente las de comprensión oral), es necesario
realizar unas actividades previas y unas actividades posteriores. Son tan
importantes como la actividad principal en sí y cómo estén planteadas afecta al
éxito de dicha actividad. En las actividades previas se deben activar
conocimientos previos, incluso pueden servir para aprender léxico nuevo, pero es
imprescindible que despierten en nuestros estudiantes una gran curiosidad. Con
eso, ya tenemos al público ganado.
De igual
forma, una buena actividad tampoco sería posible sin un buen cierre. Las
actividades de cierre son la conclusión de la clase, en las que los estudiantes
pueden ordenar su comprensión de lo aprendido, darle un sentido a lo anterior y
observar qué han aprendido y qué no, de
forma que sean conscientes de su propio aprendizaje. Buenas actividades de
cierre pueden ser los juegos o los debates.
Por otro lado,
en clase salió una idea que me hizo pensar mucho: la dificultad está en la
tarea que pidamos a los alumnos, no en el input que les ofrezcamos. Es verdad,
a veces pensamos que una muestra de lengua (escrita u oral) es demasiado difícil
para nuestros estudiantes, pero eso no es necesariamente así. En niveles bajos
podemos trabajar un texto complejo si solo les pedimos a los estudiantes que busquen,
por ejemplo, verbos en presente. Aún así, considero que muchas veces llevar un input
muy complejo puede provocar frustración en aquellos estudiantes que “necesitan entenderlo
todo”. En este sentido, los profesores debemos enseñar a los alumnos que no es
necesario comprenderlo todo, sino ser capaces de utilizar las estrategias y
herramientas necesarias para realizar la tarea que les pedimos. Eso sí, aunque
el texto, audio, vídeo, etc. que llevemos a clase comporte cierta dificultad,
la tarea que les pidamos sí ha de ser coherente y acorde al nivel de nuestros
estudiantes.
Por último, me
gustaría destacar que en la clase vimos muchas formas de llevar a cabo actividades
que suenan tan aburridas como el mítico dictado. Sinceramente, me sorprendió la
cantidad de formas que hay de hacer divertidísima una actividad que, en
principio, no lo es. Y es precisamente el hecho de hacer actividades divertidas
las que hacen que los estudiantes disfruten aprendiendo y, por lo tanto,
quieran seguir haciéndolo. En clase cogí algunas ideas, ahora me toca a mí investigar y recopilar ideas para hacer mis actividades divertidas pero también variadas, ya que "en la variedad está el gusto" ;)
En conclusión,
los profesores hemos de preparar adecuadamente las actividades que proponemos a
los estudiantes. De nada vale llevar a clase la noticia o el vídeo más
maravilloso del mundo si la actividad no está bien planteada, con actividades
previas y actividades de cierre, que no despierten su curiosidad, que no les
pidan tareas posibles y realistas y que no los diviertan y motiven. Pero para
ello es primordial que seamos nosotros, los profesores, los primeros motivados.
Buena reflexión. Supongo que después de la segunda sesión has visto más claramente que somos nosotros los que tenemos que hacer ver a los alumnos que no necesitan entenderlo TODO para lograr hacer una actividad.
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