Diario 3: Las programaciones didácticas (tema 5) (sesión 3)
La tercera
sesión fue la “sesión de las programaciones didácticas”, el tema más complejo y
confuso para mí de todos los que hemos tratado en el máster.
El currículo
tiene cuatro fuentes: didáctica (o pedagógica), psicológica, epistemológica y
sociológica.
Hay tres tipos
(o fases) de programación: programación didáctica (elaborada por cada
departamento), programación de curso (elaborada por los profesores de un curso
en la que fijan los objetivos, los contenidos y los criterios de evaluación) y programación
de aula (elaborada por cada profesor, en la que concreta las actividades que
desarrollará en su grupo).
También vimos
la diferencia entre los estándares de aprendizaje y los criterios de
evaluación. A simple vista pueden parecer lo mismo pero no lo son. Los
estándares de aprendizaje materializan los criterios de evaluación,
convirtiendo al criterio de evaluación en algo observable y, por tanto, evaluable.
Además, los criterios de evaluación están redactados en infinitivo, mientras
que los estándares de aprendizaje están redactados en presente de indicativo.
Como ya comenté en
la anterior entrada, en la tercera sesión analizamos muchas programaciones
didácticas. Cada grupo analizó dos (una de ESO o Bachillerato y otra de la EOI),
pero después pusimos en común toda la información y nuestras conclusiones
personales.
En cuanto a la ESO y al Bachillerato, la ley no explicita
la estructura de las programaciones didácticas, pero sí
indica cuáles son los elementos mínimos que se deben incluir. En general, en todas las programaciones analizadas en
clase se cumplían estos requisitos mínimos.
Con respecto a las Escuelas
de Idiomas, se da una particularidad y es que, al contrario que los centros de
ESO y Bachillerato, en este caso existe un reglamento oficial. En este reglamento se especifica de forma más clara aquellos aspectos que se deben incluir en las programaciones. Esto facilita mucho la labor de elaboración de la programación. Después de analizar varias programaciones de
diferentes EOI de Galicia, llegamos a la conclusión de que, en general, también
eran completas y estaban bien organizadas.
En conclusión,
por las programaciones que analizamos, pienso que se está haciendo un buen
trabajo en este sentido. Ahora bien, es posible que en clase no hayamos tenido
tiempo suficiente para analizarlas en profundidad. Me temo que habríamos
visto más errores y faltas de coherencia. Además, pienso que la programación
en sí no es prueba de una buena actuación por parte de los docentes. Me gustaría
saber cómo se introduce en las programaciones de aula y cómo se pone en
práctica en el aula todo lo recogido en estas programaciones didácticas. Quizás
todo queda en papel mojado.
Es imprescindible
que las programaciones cumplan con los requisitos que exige la ley, pero además,
deben estar bien estructuradas, ser coherentes y, sobre todo, realistas. De
nada sirve plasmar en el papel metodologías y recursos innovadores si en la
práctica los estudiantes acuden a las mismas escuelas que hace veinte años.
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