Trabajo por proyectos en la clase de lenguas extranjeras
El trabajo por proyectos es una metodología que consiste en basar el proceso de
enseñanza-aprendizaje en un proyecto final. Para la realización de dicho
proyecto, los alumnos tendrán que realizar diferentes tareas o actividades
posibilitadoras, es decir, actividades que les permitan adquirir los
conocimientos y competencias necesarias para la elaboración del proyecto final.
Esta metodología presenta
un sinfín de ventajas. Para empezar, fomenta la creatividad y la autonomía, ya
que en el proyecto los alumnos tienen que enfrentarse a diferentes
responsabilidades y compromisos con sus compañeros, a tomas de decisiones…Esto,
a su vez, refuerza las relaciones dentro del grupo y desarrolla las habilidades
sociales del alumnado. Los proyectos suelen ser realizados en grupos
colaborativos, por lo que cada alumno tiene una función y una responsabilidad
concreta. Este planteamiento, abierto y flexible, significa que el trabajo por
proyectos no solo permite la diversidad, sino que se beneficia de ella y, por
otro, fomenta el desarrollo de las habilidades individuales de cada persona. Por
último, el hecho de aprender para hacer algo produce que el aprendizaje sea más
significativo y motivador que nunca.
Con respecto a los
libros de texto, muchos de ellos ya se basan en el enfoque por tareas o
proyectos. Eso ayuda, sin duda, aunque no sea perfecto, ya que un libro de
texto no podrá adaptarse nunca a nuestro grupo concreto, con sus intereses y
necesidades, a nuestro estilo de enseñanza, etc. Sin embargo, muchas veces nos
viene impuesto un libro de texto que no coincide para nada con las
características del grupo o de la metodología. En este caso, al estar impuesto
por el centro, no nos quedará otra opción que adaptarlo, es decir, extraer todo
aquello que nos sea útil y modificar y ampliar todo aquello que consideremos
necesario. A continuación presento una propuesta de mejora de una unidad de un
manual de español para extranjeros basándome en el enfoque por proyectos. El
manual se llama Prisma Progresa (editorial Edinumen), que corresponde al nivel
B1 del Marco Común Europeo de Referencia. Este libro es bastante antiguo y,
aunque en su momento fue muy utilizado por profesores y estudiantes de español,
hoy resulta un poco desfasado. La unidad 2 se basa en el pasado. Así, los
contenidos que propone son los tiempos de indicativo del pasado (revisión del
pretérito imperfecto y del pretérito indefinido e introducción del pretérito
pluscuamperfecto) y recursos para contar anécdotas y relatar experiencias en el
pasado (conectores como entonces, de repente o al final). Como contenidos léxicos presenta el vocabulario de las
biografías, anécdotas y experiencias personales. Todos los ejercicios y
actividades que se proponen son demasiado tradicionales: rellenar huecos con el
tiempo correcto del verbo, comprensión lectora de textos literarios, relacionar
conceptos, etc.
Así pues, considero que
esta misma unidad se puede llevar a cabo de una forma más dinámica y
proponiendo un proyecto final: redactar una historia colaborativa. Las
actividades más o menos inconexas del libro pasarían a ser las tareas
posibilitadoras para la realización del proyecto final, lo que le daría más
unidad y sentido, y aumentaría la motivación de los estudiantes. Por tanto,
propongo mantener los ejercicios más formales pero complementar con actividades
más comunicativas y lúdicas y, finalmente, añadir el proyecto final. Así,
después de trabajar los tiempos del pasado con la explicación y los ejercicios
del libro, se realizaría un juego de revisión de la conjugación de los
tres tiempos. Después de trabajar los conectores en los ejercicios de
comprensión lectora, se haría un juego de escritura creativa. En lugar
de trabajar el léxico de las biografías con una audición no auténtica,
propondría un vídeo auténtico sobre la biografía de alguna persona
especial. Por último, la actividad que propone el mismo libro para trabajar las
anécdotas y sus respuestas es, en mi opinión, muy buena y amena. En ella, los
alumnos tienen que contar “cotilleos” que han leído en revistas del corazón,
contárselos a sus compañeros y estos, por su parte, tienen que reaccionar con
expresiones como ¡No me digas!, ¿De verdad?, Que curioso…
Una vez que ya han
aprendido y ampliado los tiempos del pasado, los conectores, las expresiones
para interactuar y el vocabulario, los alumnos ya son capaces de proceder a la
tarea final. Mediante un documento compartido por todos, los alumnos tendrán
que redactar una historia colaborativa. Además de poner en práctica los tiempos
verbales y el vocabulario, trabajarán la cohesión del texto y, lo que no es menos
importante, se divertirán aprendiendo con sus compañeros.
Como vemos, es posible
mejorar una unidad de un libro de texto que, a priori, no parecía muy motivadora. De un tema en el que
prácticamente se proponen ejercicios de verbos y de vocabulario, comprensión
lectora de textos adaptados y comprensión oral de audiciones creadas ad hoc, hemos pasado a una unidad en la
que se incluyen juegos, dinámicas de conversación, material audiovisual
auténtico y actividades de escritura creativa.
En cuanto a la
evaluación, esta pasa inevitablemente por el producto final, la historia
colaborativa, pero también se realizará una evaluación formativa, mediante la
observación del profesor durante las distintas actividades de la unidad.
En definitiva, el
enfoque por proyectos aumenta la motivación y fomenta la autonomía, la
creatividad y las habilidades sociales y de comunicación de los alumnos. Es,
por lo tanto, el método más recomendable para cualquier clase y, en nuestro
caso, en el aula de idiomas.
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